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Lanzarote y César Manrique

Lanzarote y César Manrique
dionidlb | 07/02/2019

César Manrique Cabrera es considerado el padre de Lanzarote, pues sus pinturas, esculturas, obras arquitectónicas y tantos otros trabajos artísticos, han pulido el diamante en bruto que antiguamente era la isla, han hecho de esta tierra una auténtica obra de arte en la que la naturaleza y el respeto al medio ambiente forman la parte más importante del entramado artístico.

Tras cinco años de estudio en la Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) se graduó coma profesor de dibujo y pintura, y a los 23 años de edad, realizó su primera exposición pictórica en Arrecife Tras vivir cuatro años en Estados Unidos donde exhibió su amplia obra pictórica en prestigiosas galerías, regresó a Lanzarote en 1968 con la intención de convertirla en uno de los lugares mas hermosos del mundo:

"Cuando regresé de New York, vine con la intención de convertir mi isla natal en uno de los lugares más hermosos del planeta dadas las infinitas posibilidades que Lanzarote ofrecía. Solicité la ayuda de Pepín Ramirez presidente entonces del Cabildo, quien apoyó mis proyectos con entusiasmo"

Y así ha sido: con una visión abstracta en el arte, la naturaleza volcánica de la isla fue y es el mejor escenario que se hubiera podido encontrar para exhibir sus originales creaciones. Supo transmitir a los habitantes, empezando por el Gobierno de la isla, la importancia de un equilibrio natural entre la civilización y el paisaje; ejemplo de ello fue la prohibición de colocar una vallas publicitarias en las carreteras. Aunque quizá la creación de gran parte de la los siete Centros de Arte, Cultura y Turismo sea el hecho por el que César Manrique sea más reconocido y recordado.

La gruta de los Jameos del Agua fue su primera obra, admirada por todos sus visitantes y donde, incluido en el complejo que se encuentra el auditorio natural, sede de importantes encuentros musicales y artísticos. La caverna volcánica donde está situado el auditorio amplifica el sonido de forma espectacular, lo que permite a todos los asistentes apreciar de forma clara y con ar una limpieza extraordinaria la variedad de melodías y voces que han sido acogidas en su seno. 

El Monumento al Campesino (1968), su obra escultórica más importante, esta situado en el centro geográfico de la isla de Lanzarote, con una estructura abstracta de color blanco, elevada sobre una plataforma de rocas formada por depósitos de agua de barcas de pesca. Este monumento viene a reconocer el esfuerzo que el campesino de Lanzarote tiene que hacer para trabajar la tierra seca de la isla. La Casa-Museo refleja los detalles de la arquitectura tradicional lanzaroteña: caminos de picón, una chimenea árabe y un balcón canario, con elevados techos para mantener un ambiente fresco, paredes blancas, y puertas y ventanas de color verde. 

En las Montañas del Fuego, al suroeste de la isla, donde la actividad volcánica más devastadora formó un hermoso paisaje lunar, César Manrique construyó el Restaurante El Diablo en perfecta armonía con el volcán. 

En 1973 construyó el Mirador del Río, desde el que se puede contemplar la belleza de la isla cercana, La Graciosa, así como Alegranza y Montaña Clara.

Situado a la entrada del puerto de Arrecife, el castillo de San José fue convertido por César Manrique en el Museo Internacional de Arte Contemporáneo, donde, desde 1974, tienen cabida las obras de varios artistas, incluidas algunas de él En el castillo cuenta, además, con un magnífico restaurante con vistas al mar.

El Jardín de Cactus, situado en Guatiza, y el último de los siete centros turísticos creados por César Manrique para Lanzarote, alberga más de 1.100 variedades de cactus distintos.

También hay que mencionar la parte importante de la amplia obra del artista que constituyen los Juguetes de Viento emplazados en diferentes puntos de la isla, y con el estilo y material más conveniente para cada uno de ellos. Entre estos "juguetes", destaca la pesada veleta de color rojo situada en Arrieta desde 1990. De 1968 a 1988 cumplió su sueño de vivir entre lava, para lo que construyó una casa entre la roca volcánica en Taro de Tahíche, la cual, en 1992, pasó a convertirse en la Fundación César Manrique Otros de sus méritos fue la fundación del centro cultural El Almacén, en Arrecife, y el diseño de los jardines y piscinas del hotel Las Salinas, en Teguise. Fuera de la isla, destaca su trabajos en el lago artificial de 40 Guía Oficial de Lanzarote

Costa Martiánez, en Tenerife; el centro comercial La Vaguada, en Madrid; los parques marítimos de Puerto de la Cruz, en Tenerife, y del Mediterráneo, en Ceuta, y los miradores de la Peña, en El Hierro, y del Palmarejo, en La Gomera. Su esfuerzo ecologista y artístico fue reconocido por varios premios recibidos a lo largo de toda su vida ("Premio Mundial de Ecología y Turismo", de la Asociación de Periodistas Alemanes de Berlín en 1978; la "Gran Cruz al Mérito Civil", concedida por el Rey de España, D. Juan Carlos l; etcétera) A título póstumo, fue nombrado Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de Valencia (1992), Hijo Adoptivo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria (1994) y del municipio de Tías (1995), e Hijo Predilecto de Lanzarote (1995).

Pero quizá el mejor premio, que no llegó a contemplar en vida, y como reconocimiento a su trabajo en la isla, es que Lanzarote fuera declarada por la UNESCO Reserva de la Biosfera en 1993, meta a la que dedicó todos sus esfuerzos. Justo un año antes había fallecido, a los 73 años, en un accidente de tráfico, el 25 de septiembre de 1992. Dejó a "su hija", la isla de Lanzarote toda una herencia de belleza y de trabajos que, aún no ejecutados por su propia mano, reflejó en bocetos y proyectos como legado póstumo para seguir embelleciendo la isla

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